Siempre hemos vivido la cosmética como el arte de combinar apariencia y esencia. Una vocación que en Rudy se ha transmitido de generación en generación a partir del genio de Spiridione Calabrese, que fue el primero en encontrar la fórmula para fundir y solidificar los lápices labiales en barra. Spiridione era un hombre multifacético y el éxito de su descubrimiento fue el resultado de una intensa actividad que comenzó en su pequeña peluquería de Via San Paolo en Milán.
En 1914 vendió el negocio a su hermano y pasó de mezclar tintes a producir cosméticos. Estamos en 1920, la moda femenina sufre una revolución en estilo y practicidad mientras el mito de Rodolfo Valentino arde en los cines. La barra de labios se convierte en un éxito rotundo, Spiridione Calabrese es nombrado Comandante del Trabajo y funda Rudy Profumi.
La marca está diseñada para productos de lujo, una síntesis de estilo italiano y vocación internacional. Rudy Profumi se convierte en una industria y comienza a publicitar su marca en revistas femeninas, en cines y en la radio con el lema: "El secreto de la mirada fascinante". Gracias al éxito alcanzado y al orgullo familiar, Rudy Profumi supera los duros momentos de la guerra. Durante el posterior boom económico, Antonio, el hijo de Spiridione, tomó la dirección y lanzó nuevas líneas de perfumes en las que el envase se convertía en un artículo de regalo.
De carácter brillante y extrovertido, Antonio deja el liderazgo de la empresa a sus cuatro hijos que aspiran a la expansión internacional, ampliando la red de distribución a más de 30 países de todo el mundo y promocionando una amplia gama de productos para el cuidado y la belleza corporal. Hoy estamos felices de ofrecer lo mejor de la tradición perfumera y el estilo italiano. Seguimos fusionando estética y esencia en la búsqueda de materiales y componentes de calidad capaces de deleitar la vista y aportar a todos una intensa sensación de bienestar.